GRACIAS POR NO SER EL AMOR DE MI VIDA

Yo creía, tenía la tonta y estúpida idea de que tú serías el amor definitivo que se quedaría a acompañarme por el resto de mis días pero veo que te quedaste en el camino, te quedaste atrás mientras yo sigo caminando.

Fuiste un acompañante en mi viaje, nada más. Tal vez el equipaje no era ligero y decidiste quedarte atrás, tal vez no eras quien pensaba o me imaginé, tal vez mi mente corre demasiado rápido mientras la realidad va a pasos de tortuga.

No sé, no sé qué pasó pero lo que sí sé es que no estás aquí, no estas a mi lado ni tomando mi mano. Pero ante todo, siempre hay una enseñanza, una vivencia, una experiencia, o al menos eso es lo que dicen.

Creo que las ganas se quedaron en eso, en ganas y no en acciones. Entre tanto llegamos a este punto donde sé que estás a unos pasos atrás pero no puedo retroceder, no puedo estancarme mientras espero algo que no es seguro.

¿Debo espérate o continuar mi rumbo? Ya hay una ruta trazada que espera por mí y si no continúo, la ruta no esperará por mí, no lo hará al igual que yo no lo haré contigo.

Lo siento pero no puedo, creo que ya espere el tiempo suficiente como para darme cuenta que eres de esas personas que nunca van a decidirse, que les gusta estar y no estar, que quieren pero no deben o deben pero no quieren.

Y entonces me reencuentro conmigo misma y caigo en la realidad: no eres el amor de mi vida. No lo eres y muy dentro de mí lo sabía pero como dicen por ahí, el amor es ciego.

No eres el amor de mi vida entonces no tengo nada más que hacer aquí, no tengo por qué esperarte ni por qué engañarme. Solamente tengo que agradecerte por no serlo ya que ello me indica que debo seguir caminando y que hay algo más allá en el camino que espera por mí y que cuando llegué, sí será el verdadero amor de mi vida.