Y USTED… ¿CÓMO TERMINÓ SU AÑO?

Póngase a pensar por un solo momento sobre todas las cosas que hizo durante este año, ¿valió la pena? ¿Cumplió con las metas que se propuso? Sin mucho sermón de por medio, (que por cierto, en estas fechas son muy frecuentes las frases cliché como: “bienvenido año tal”, “este va ser mi año” y cuantos enunciados “light” del momento), ¿hizo todo lo que pudo, intentó, luchó y dio todo de usted?

Porque creo que ahora los días y los meses se van “volando”, cuando nos damos cuenta, se nos fue la vida. Entonces no queda más que hacer las cosas ahora, sí, ya, en este momento.

No se quede viendo “Facebook o Instagram” cuando el paraíso está ahí afuera. No dude en viajar, en pegarse un “ride” a la playa más cercana, en conocer lugares pocos turísticos o frecuentes, no dude, ni por un solo segundo, en hacer las cosas más locas y espontáneas del mundo.

Y es que eso es lo que somos, el ahora, no el mañana. Somos los pensamientos y los sueños que tenemos, los “ojalá” y los “quiero”, los “deseo” y los “quisiera”. Pero no dejemos que los sueños sean sueños, hagamos cosas que nos hagan feliz.

¿Quiere viajar? Ahorre, haga una maleta y váyase. ¿Quiere ser alguien exitoso? Estudie, lea y no se olvide de la palabra “humildad”. ¿Quiere, desea o va a ser? Sea lo que quiera ser, pero no se quede con los “quizás” cuando puede construir una muralla de “pude y lo logré”.

La vida es eso, es lanzarse y gozar, es hacer, sonreír bajo la lluvia y no esperar el final del túnel sin haber disfrutado el trance.

Ayude, no sea egoísta, brinde una mano y sonríale a la vida.

Que sus metas no sean tener un carro, bajar de peso o tener un bendito “patas vueltas” de novio, mejor pida ser más humano, más feliz y menos materialista.

Dejémonos de pendejadas y enfoquémonos en ser felices, que después de todo, entre tanta mierda y personas que no valen ni un cinco, la felicidad es un acto digno de admirar.