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¿SOMOS LOS TICOS LOS MÁS FELICES DEL MUNDO?

  • Katy Meza
  • 21 jul 2015
  • 2 Min. de lectura

¿En nuestro país somos felices? Según el informe mundial de la felicidad, Costa Rica es uno de los países más felices del mundo junto con naciones como México y Brasil. Este ranking global mide el bienestar, la esperanza de vida, la percepción de libertad, la falta de corrupción, entre otros.

Sí, al parecer somos felices, yo lo soy, creo que mi familia también lo es y lo importante es sentirse bien con uno mismo. En Costa Rica podemos votar, tenemos derechos, libertad de expresión, niños corriendo en los parques y fiestas por doquier, pero también hay mucho desempleo, pobreza, niños y ancianos agredidos.

Ningún país logrará la felicidad completa, ni nosotros mismos logramos alcanzar la felicidad máxima, pero me imagino que entre tantos países en guerra y con déficit de alimentos, Costa Rica no está tan mal como pensamos.

Claro, nuestra realidad es evidente y por más que un ranking nos diga lo contrario, los altos precios de los alimentos, el sube y baja del precio de la gasolina, los altos niveles de corrupción, los excesivos salarios de los empleados públicos y la poca igualdad de condiciones que existe entre los “más felices del mundo”, es un golpe bajo que vivimos aunque no queramos verlo.

Miles, millones de personas que no saben cómo llevar los frijoles a su hogar porque no tienen un trabajo que les proporcione estabilidad. Jóvenes con depresión porque al no encontrar el puesto de sus sueños, se sienten miserables y que sus metas nunca serán alcanzadas.

Hay violencia hasta tirar para arriba: niños desaparecidos, asesinatos por narcotráfico, niños de trece años con una pistola en sus manos, familias asesinadas, adolescentes que deciden explotar su cuerpo y un sinfín de situaciones que son caóticas pero muy comunes.

Nuestras carreteras colapsan y las presas son infinitas. Pasamos más en el carro camino a casa que con la propia familia. Nuestros gobernantes piensan que los problemas son más imaginarios que reales y los diputados pasan más gritándose entre sí que dando soluciones.

Y que a mí no me vengan con que no hay corrupción en Costa Rica, desde algunos presidentes que hemos tenido, hasta en el fútbol se nota la gran y notable corrupción. Tenemos productos nacionales que son más caros aquí que en el extranjero, niños pidiendo en las calles y carajillos asaltando sin miedo alguno.

Y entonces, ¿somos el país más feliz del mundo? Yo creo que no, creo que no tenemos que conformarnos y debemos exigimos más; más igualdad, más oportunidades y más eficiencia de los altos puestos. Pero también creo que debemos ser agradecidos, ya que tenemos la tranquilidad de poder dormir sin miedo a que una bomba nos despierte o a que nuestros jóvenes sean parte del ejército de la muerte.

Agradecidos sí, pero no conformistas pues queremos lo mejor para nuestro país y para nosotros mismos. Tal vez dentro de este mundo lleno de tonos oscuros y grises, logremos ser verdaderamente el país más feliz del mundo si hacemos un cambio. ¡Qué no nos agarre tarde!


 
 
 

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